La gente vibró en las redes sociales cuando Jennifer López cerró la pasarela de Versace el sábado pasado. Pero nadie más que los millennials. En caso de que hayas vivido bajo una roca este fin de semana, o durante los últimos 20 años, López, ahora de 50 años, usó por primera vez el vestido para los Premios Grammy en febrero de 2000, mismo que saturó el Internet, por así decirlo. El ex CEO de Google, Eric Schmidt, reveló tiempo después que su equipo había recibido tantas búsquedas de fotos del vestido de Lopez, que los inspiró a crear imágenes de Google.
Si naciste después de 1993, probablemente seas demasiado joven para comprender la importancia del cierre de López de Versace SS20. Y si naciste antes de 1980, tu perspectiva de vida ya estaba tan formada para ser influenciada por el ascenso de su estrella. Pero para los millennials que alcanzaron la mayoría de edad en el nuevo siglo, el salto a la fama de J.Lo fue grande. Formó de manera significativa nuestra cosmovisión.
Como latina del Bronx y ex backup dancer, J.Lo era una anomalía. No exudaba la llamativa agresividad de sus contrapartes raperas criadas en barrios, como Lil Kim y Foxy Brown. Pero tampoco provenía del mismo molde de princesa pop privilegiada de otras estrellas de la época como Britney Spears. No hubo trampolín de Mickey Mouse Club o Disney Channel. López se había mudado a Manhattan para perseguir sus sueños de artista a protesta de su familia. Vivió brevemente sin hogar a los 18 años al dejar el hogar familiar, decidida a convertirse en bailarina, como comentó a la revista W. Recordó haber dormido en el sofá de un estudio de baile y cenar una rebanada de pizza todas las noches cuando solo le quedaban 100 dólares para sobrevivir. Ella siguió adelante a pesar de varios rechazos y no logró superar el papel de bailarina de respaldo. López no descansó hasta los 28 años cuando fue elegida para la película biográfica Selena.
En la época de los Grammys del año 2000, López había lanzado su álbum debut On The 6, su sencillo Waiting For Tonight había sido, literalmente, el himno del cambio de milenio, y salía con P. Diddy. La pareja realeza de la música urbana más los videos musicales de J.Lo, una remezcla de moda, coreografía, sets neoyorkinos, abdominales y piel radiante, era realmente única. Ondeando el estandarte de las chicas de minorías culturales dondequiera, J.Lo, por sí sola, devolvió la fe de nuestra generación en el sueño americano. Y a pesar de la colosal fama a la que llegó en sus treintas y cuarentas, López se ha mantenido genuina con himnos como Jenny From The Block del 2002, y hasta la fecha tal como sus Instagram stories ilustraron al celebrar su cumpleaños número 50 en Miami con Fat Joe.
Es este tipo de historia de vida, la de alcanzar metas a pesar de la adversidad, con la que nos identificamos y que nos define como generación. Gen-Z da esto por sentado. La Generación X y los Boomers se perdieron este ejemplo a lo largo sus años formativos.
Pero este también es un buen momento para López: cumplió 50 años de edad este año, se comprometió con la estrella de béisbol, y ex Yankee de Nueva York, Alex Rodríguez, y acaba de lanzar una nueva película, Hustlers, de la que se rumora podría ser nominada para un premio Oscar gracias a su interpretación de la stripper Ramona. Y tal vez esto es lo que realmente tocó nuestros corazones milenarios. Su continuo éxito, arduo trabajo y tenacidad demuestran que López no fue sólo una muestra de suerte derivada de la llamada explosión latina. Su aparición en el cierre de Versace y haberse robado el show, es una prueba de que aquí y ahora, dos décadas después, la mujer que nos hizo creer a todos nosotros como generación, aún sigue aquí.
En cuanto al resto de la colección, incluida una serie de brillantes vestidos de cóctel de lentejuelas, la influencia de los estampados de jungla fue la historia clave. Los motivos tropicales quedaron salpicados en parkas de algodón, trajes sastre y minifaldas de mezclilla, mientras que adornos de cristal adornaron workshirts y bolsos. La cognición atávica, la capacidad que tiene la ropa para afectar nuestra mentalidad, funciona debido al significado que le asignamos a la ropa. Prevemos ventas exitosas de la colección tropical de Versace al llegar la primavera en febrero. Los millennials están acercando a la cima de su poder adquisitivo, la moda de lujo es una compra emocional y la atracción de la nostalgia es poderosa. Después de todo, ¿quién no quiere encarnar el espíritu seguro, imparable y tenaz de Jennifer?